LA PRINCESA DE SANANDRESITO
viernes, abril 06, 2007
En sus cuadernos ella escribía historias tristes. Con letra dispareja, las mayúsculas con lápiz rojo y algún error de ortografía ella le contaba a la profesora de su colegio que su mamá trabajaba en el último rincón de un sanandresito y que de vez en cuando se desmayaba después de cerrar el local. También le contaba que un día su papá tuvo que salir corriendo agachado del lugar en el que almorzaba, pues un proveedor estaba buscando al dueño de una venta de televisores para cobrarle a balazos.
El día había pasado entre abrazos y felicitaciones de los colegas de sus padres, pero también entre cajas, fajos de billetes sucios y ajenos y negocios afanosos y despiadados. Le habían regalado un par de ponqués y unos dulces; esa noche tal vez recibiría una muñeca o un juguete de esos que por esta época venden rebajados en el primer local de la puerta derecha, porque nadie los compró en navidad. Un regalo que su mamá pagará con quince de esos billetes de mil con los que su jefe le paga el salario, de esos que se gana de domingo a domingo de siete a siete atendiendo una cabina de teléfonos desde la que probablemente han mandado a matar a más de uno, pero desde la que la princesa de sanandresito, sentada en una sucia silla de plástico, contempla su reino sin siquiera terminar de entenderlo.
5 Comments:

Topamos...